Ellos están en el recuerdo

 Buenos días, tardes y noches.

No soy una persona a la que le guste hablar de sus sentimientos delante de tanta gente, o al menos, que puedan leerlo, como por ejemplo, en esta entrada. Pero hoy, en una de las entradas personales quiero hablar de dos amigos que siempre van a estar en mi recuerdo, valú y traste. No tengo muchas fotos con ellos porque cuando el último se fue yo apenas tenía diez años; pero viví una infancia muy bonita junto a ellos, siempre que veo la foto que adjuntaré más abajo o cuando pienso en ellos antes de dormir, me entra ese nudo en el estómago, como si necesitase expulsar un puñado de lágrimas. 

Valú era un cruce de no sé que perros, pero tenía un pelazo rubio que ni Scarlett Johansson, era con el que yo siempre quería estar jugando o tranquilo en el sofá, tampoco andaba muy rápido por qué sufrió un accidente cuando era pequeño y caminaba con una cierta cojera en su pata anterior izquierda. 

Traste, un biggel, más que mío era de mis abuelos, era fuerte y bonito, aunque si le molestabas mucho te avisaba con sus gruñidos de que es mejor que parases, él era más tranquilo, quizás por ser más viejo que valú y que yo. 


En esta foto aparezco yo entrecortado con unos seis años y ahí están ellos, traste ya mayor y valú igual de juguetón que siempre.

Siempre recordaré acariciarles con mis manos pequeñas y jugar con ellos, pero hace ya mucho que se fueron y, sinceramente, siempre les voy a echar de menos porque, aunque ahora mismo mis padres tengan otros perritos (a los que quiero con todo mi corazón), ellos han marcado mi niñez, fui muy feliz sabiendo que les tenía, y soy muy feliz sabiendo que cuando voy a la finca de mis abuelos, y por la noche miro al cielo, allí están ellos dos cuidándome desde arriba. 

Sé que no es una entrada muy extensa; pero no buscaba eso sino expresar mis sentimientos y que conozcáis una parte íntima de mí. Espero que os haya gustado y un saludo¡

Comentarios

  1. Muy sentido, Eduardo. Me acuerdo del epitafio que Lord Byron dedicó a su difunto perro, comienza así:

    Cerca de este lugar
    reposan los restos de un ser
    que poseyó la belleza sin la vanidad,
    la fuerza sin la insolencia,
    el valor sin la ferocidad,
    y todas las virtudes del hombre sin sus vicios.

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    1. Muchas gracias Martín, bonito epitafio la verdad, está claro que el perro es el mejor amigo del hombre.

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